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El diablo en 10 canciones de heavy metal español (Andrés Carmona)


Playlist del artículo para que puedas escucharlo mientras lees: enlace

No sé si el diablo será aficionado al heavy metal, pero que el heavy metal es aficionado al diablo eso sí lo tengo claro. Su presencia es omnipresente: los “cuernos” de AC/DC, la mano cornuta que popularizó Ronnie James Dio, himnos heavies como “Highway to Hell” (1979) de AC/DC o “The number of the Beast” (1982) de Iron Maiden, etc. Y, por supuesto, en la letra de las canciones.

El satanismo en el heavy metal ha sido un tema controvertido, o más bien han querido que lo sea. En realidad, en su mayor parte el satanismo heavy ha sido mera pose o provocación, inspiración romántica y, en raros casos, auténtica adoración.

Sobre el satanismo “de verdad” en el heavy metal nos remitimos a otro texto en el que hemos hablado del tema de forma más amplia: “Satanismo (II)” y por supuesto al libro Filosofía y Heavy Metal (Laetoli, 2021) en el que profundizamos mucho más. 

Pero, en general, el satanismo heavy ha sido más bien un recurso más de su romanticismo. Es decir, el heavy metal, en su tendencia romántica a mostrar el lado oscuro de la vida y del ser humano, y en su reivindicación de la libertad frente a la tiranía y el orden establecido, ha tomado al diablo como símbolo de esa rebeldía romántica.

Sin embargo, sobre todo en EE UU, el conservadurismo político y religioso interpretó ese satanismo romántico como si fuera literal, acusando al heavy metal de todo tipo de atrocidades hechas en nombre del diablo. Eran los años 80 y la persecución del heavy metal a manos del PMRC y la censura del parental advisory. La reacción del heavy metal fue: “¿No quieres sopa?: ¡pues toma dos tazas!”. Esto es, radicalizó la pose satanista, lujuriosa y perversa de la que le acusaban.

El diablo como fuente de inspiración está en muchas canciones heavies. Vamos a repasar tan solo algunas para hacernos una idea de cómo ven al diablo algunos grupos españoles.

1. Ñu: “Lucifer” (1983)



Como será habitual en otros grupos, aquí Ñu, aunque menciona al diablo no está claro de quién o de qué habla, o qué simboliza. En este caso: ¿quién es aquí Lucifer?, ¿y quién es ella?

Él estuvo arañando el futuro.
Hurgando en el pasado encontró la tragedia.
Y allí estás tú esperando el momento.
Y en el fondo de su cueva está ella.
Lucifer, Lucifer,
muéstrales tu poder.
Lucifer, Lucifer,
dales a tu mujer.


2. Ángeles del Infierno: “Maldito sea tu nombre” (1984)

  
         Primer disco de Ángeles del Infierno, llamado “Pacto con el diablo”, y primera canción del mismo ya dedicada al demonio. Sin nombrarlo, porque el diablo es el innombrable, le señalan como el auténtico amo del mundo. No obstante, la ambigüedad de la canción deja campo a la interpretación: ¿de quién o de qué hablan realmente?

No lo puedo remediar:
te deseo cada vez más
Al principio todo era paz
y contigo llegó la maldad
Príncipe de las tinieblas, con un fuego arrasador
has escrito la historia de la humanidad.
Haces siempre lo que quieres sin tener piedad.
Dios eterno, todo lo haces a tú voluntad.
¡Maldito, maldito sea tú nombre!

         Por cierto, la última canción del mismo disco tiene al mismo protagonista. Aquí se remite a la temática de los pactos satánicos: venderle el alma a cambio de algo. Pero pasa como en la anterior canción: ¿realmente habla del diablo? 


3. Muro: “Pacto de sangre” (1992)


          Muro también recoge la idea romántica del pacto con el diablo en “Pacto de sangre”: el Fausto de la canción vende su alma al demonio a cambio de dominar el mundo. Crítica a la ambición desmedida por el poder y los medios maquiavélicos para conseguirlo.

No tengo que parar,
lo debo conseguir:
mis planes de poder
se cumplirán al fin.
Y no me importa
que tenga que matar,
ya tengo un socio
que me lo conseguirá.
Pacto de sangre
con el diablo firmé.
Pacto de sangre
el mundo caerá a mis pies.

4. Corazones Negros: “Rey en la oscuridad” (1992)


 Corazones Negros nos da otra imagen más irrespetuosa y desmitificadora del diablo en “Rey en la oscuridad” (1992). Ahí presentan al diablo como un bravucón que simplemente utiliza su apariencia maligna para bribonear, dando a entender que el rock duro no le teme ni al mismísimo demonio.

Hace siglos que te haces llamar: ¡Satán!
Cualquier día te manifestarás arrasando a la humanidad.
Más allá, en la oscuridad, las cosas no son así,
y Satán es un holgazán, se está riendo de ti, sí, de ti.

5. Mägo de Oz: “El ángel caído” (1996).


En esta canción de Mägo de Oz el diablo aparece como el reverso oscuro del propio Jesús de Nazaret y se le identifica con todas las religiones organizadas. En ella, el demonio le cuenta a Jesús cómo ha hecho para que todas las religiones sean productos del mal disfrazadas de buenas intenciones.

Mi negra alma con tu fe disfracé,
con la ayuda de tus siervos he hecho en Roma un burdel.
Mis diez cabezas hacen el amor
contagiando hambre, SIDA, guerras y destrucción;
y desde hace algún tiempo en la política estoy. (…).
Las religiones por mí trabajan ya:
la Santa Inquisición, integrismo musulmán,
judíos, sectas varias, testigos de Jehová.

6. Avalanch: “El ángel caído” (2001)


En esta canción Avalanch da voz al mismísimo diablo, en la que reflexiona sobre sí mismo, su lugar en el mundo y sobre la libertad. A diferencia de los seres humanos, que son mortales y libres, él sufre la eternidad y la falta de libertad. Lejos de la imagen malvada y perversa del diablo, aquí se nos presenta otra en la que filosofa y sufre.

El hombre es libre, es el elegido.
Simple mortal que vive en libertad.
Nace y muere, elige su camino.
Y en cambio, yo sufro la eternidad (…)
¿Dónde está mi lugar?
En el cielo estoy de más.
¿Dónde puedo volar en libertad?

7. Lujuria: “Lilith” (2001).


          Para esta canción, Lujuria recurre al mito de Lilith, la primera mujer antes que Eva. Sin embargo, Lilith se negó a someterse a Adán, por lo que fue maldita y se alió con el diablo. Representa el feminismo y la liberación de las mujeres frente al machismo y el patriarcado.

“Tu esclava yo nunca seré”,
Lilith le dijo a Adán.
“Antes me marcharé,
aunque tenga que irme a vivir
con el mismo Satán".

8. WarCry: “El anticristo” (2005)


Aquí también es el propio diablo el que nos habla en este tema de WarCry. En la canción se nos muestra como símbolo de rebeldía y libertad, orgulloso de su rebelión contra Dios (o lo que pueda representar: el orden establecido, las modas, los prejuicios…):

Me expulsaron de los cielos, la batalla se perdió.
Fui condenado al infierno por su inmensa compasión.
Y, aunque hijo de él, yo sé que he nacido libre.
Libre para elegir cuál es mi decisión.
Tenga o no la razón, me es indiferente:
el camino a seguir tan solo lo marco yo.
  
9. Obús: “El pastel del demonio” (2018)

  
Obús reivindica aquí al demonio en su aspecto más romántico, como símbolo de lo prohibido, de lo peligroso, de la tentación y el vicio: el pecado como virtud.

Bienvenidos al infierno
de un demonio como yo (…)
Soy el rey del pecado
que te roba la razón (…)
Exploramos lo prohibido
Disfrutamos del amor.
Jugamos sin barreras.
Marihuana para fumar

10. Lujuria: “Somos Belial” (2019).


 En esta canción Lujuria se identifican con Belial, el demonio más libertario y antiautoritario de todos. Se niega a adorar a ningún dios excepto a sí mismo, ya sea en forma de religión, patria o amo.

Solo hay un dios en mi vida:
yo mismo soy el Señor.
Lo que tú llamas pecado,
yo lo llamo bendición (…)
Somos Belial:
el que no tiene dueño.
Somos Belial:
sin Dios, ni amo, ni reino.
  
Andrés Carmona Campo. (@acarmonacampo). Licenciado en Filosofía y Antropología Social y Cultural. Profesor de Filosofía en un Instituto de Enseñanza Secundaria. Coautor del libro Profesor de Secundaria, y colaborador en la obra colectiva Elogio del Cientificismo junto a Mario Bunge et alAutor del libro Filosofia y Heavy Metal (Ed. Laetoli, 2020).




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