Portada del álbum de
Lujuria: “Enemigos de la castidad” (2001).
03/07/2022
Playlist del artículo
para que puedas escucharlo mientras lees: enlace.
Me comentaba un muy buen amigo que cuando se enteró
de las declaraciones del vicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo
(Vox), vinculando
la despoblación de la región con la “hipersexualización” que desliga
sexo y reproducción, había pensado que era un sketch de los de Vaya Semanita. Y no le falta razón: el
actor Javier Antón tiene cierto parecido con el líder de Vox en Castilla y León
y bien podría haberle parodiado en el estilo característico de ese programa. Lo
esperpéntico es que no se trataba de Vaya
Semanita ni de Javier Antón sino del mismísimo Juan García-Gallardo
hablando en serio:
“Cuando la banalización del sexo lleva a que sea un
fin en sí mismo, olvidando que su finalidad es la de la procreación, las
personas se liberan de las cadenas de la familia para dedicar su existencia a
satisfacer sus deseos sexuales”. (El
País, 27/06/2022).
El sexo es un tema de interés filosófico, más
concretamente de la ética y la moral. Y también es uno de los tres elementos
que están en la médula del heavy metal. “Sexo, droga y rock and roll” es el
lema y la esencia del heavy metal. Es una de las conclusiones a las que
llegábamos en nuestro libro Filosofia
y Heavy Metal (Ed. Laetoli, 2021). Ahí dedicamos un capítulo a
cada uno de los elementos de la trilogía. Aquí vamos a centrarnos en el
primero: en el sexo y su relación con la ética y el heavy metal, rescatando
fragmentos de ese capítulo para mostrar cómo antes y también ahora, uno y otro,
escandalizaban y siguen escandalizando a las mentes más retrógradas como la de
Juan García-Gallardo.
El sexo es un instinto ligado al de reproducción: es
el “engaño” sumamente placentero con el que nuestros genes logran replicarse (hacer
copias de sí mismos). Cuando los animales copulan no están pensando en la
reproducción, sino en ese placer. Lo mismo sucede en el caso humano: otra cosa
es que los humanos somos conscientes de esta relación entre sexo y
reproducción, así como del hecho de que podemos separar ambos. Puede haber sexo
sin reproducción (técnicas anticonceptivas), así como reproducción sin sexo
(técnicas de reproducción asistida).
Aquí es donde entra en juego la moral: la valoración
ética sobre qué formas de sexualidad son morales y cuáles inmorales. Las
valoraciones varían en un continuo entre dos extremos. Por un lado, las
posiciones más restrictivas, habitualmente ligadas a la religión, que condenan
a la sexualidad misma como pecaminosa e inmoral y proponen el celibato y la
castidad como virtudes. Como mucho, tan solo admiten la sexualidad en el
contexto del matrimonio y con fines reproductivos. Es decir, cualquier forma de
sexualidad que se realice por sí misma, por el mero placer que produce, fuera
del matrimonio y/o sin fines reproductivos, queda prohibida. El abanico de la
prohibición incluye la masturbación, el sexo anal y oral, la homosexualidad, el
sadomasoquismo, la pornografía, la prostitución, toda forma de anticoncepción
y, prácticamente, todo lo que no sea el coito vaginal entre marido y esposa
para tener hijos. Es la postura moral que ha defendido el vicepresidente de
Castilla y León.
Por otro lado, las posiciones más liberales o
libertarias, que eliminan la necesidad
del vínculo entre sexo y reproducción y ponen el acento en la libertad
individual, admitiendo cualquier forma de sexo siempre que sea consentida. Aquí
se concibe la sexualidad desde un punto de vista positivo, como un bien en sí
mismo. Y se desliga de la reproducción para incidir en la libertad: ligar el
sexo a la reproducción es una de las opciones para quien la desee, pero
desligarlo es otra opción igualmente legítima. El sexo sigue siendo una
conducta moral tanto si se utiliza en sí mismo para disfrutarlo, como si se
utiliza, además, para reproducirse. Aquí son morales todas las formas de
sexualidad que la posición contraria condenaba. Es a lo que el líder de Vox en
Castilla y León llama “hipersexualización”.
El amor libre y el sexo libre eran la norma en las
comunas hippies, por ejemplo, como una más de las formas de ruptura con la
cultura y la sociedad establecidas. La contracultura y el movimiento hippie
coincidieron con la “revolución sexual” de los años 60 y 70 del siglo pasado,
con el feminismo y la crítica del modelo tradicional de familia, sexualidad y
feminidad. De una sociedad puritana en la que la sexualidad era un tabú y donde
la moral sexual más conservadora y religiosa era la norma establecida, se pasó
a una ruptura de esos tabúes y a una proliferación y exhibición de la
sexualidad sin precedentes.
El heavy metal se contagió de esta revolución
sexual por la vía hippie y adoptó la postura más libertaria de todas en lo
referente al sexo. Este se hizo explícito en las canciones, en las portadas de
los discos, en la imagen de los grupos y en su puesta en escena. El
libertarismo sexual del heavy metal chocó directamente con el conservadurismo
puritano, sobre todo en los EEUU. En la década de 1980 se organizó todo un
movimiento de censura y persecución contra el heavy metal bajo las siglas del
PMRC: una organización conservadora y religiosa dedicada a acabar con la
influencia del heavy metal en la juventud a base de prohibir o censurar este
tipo de música. Es el origen de la famosa pegatina censora del Parental Advisory. Entre las acusaciones
al heavy metal estaban todas las paranoias de sus censores: drogadicción, abusos
rituales satánicos, inducción al suicidio, violencia y, cómo no, perversión
sexual (léase: sexo sin reproducción).
El heavy metal reaccionó con: “No quieres sopa,
toma dos platos”. No solo mantuvo sino que exageró todo aquello de lo que se le
acusaba, aumentando la provocación y los delirios de sus detractores. Y,
además, acusándoles de hipocresía: el puritanismo sexual del que presumían, y
desde el que les censuraban, muchas veces ocultaba auténticas perversiones como
el abuso sexual de menores (habitual en buena parte del clero, por ejemplo).
Cuarenta años después de aquella paranoia contra el
heavy metal y el sexo liberal las cosas han cambiado bastante. El sexo liberal
es algo asumido por la inmensa mayoría de la población. Por eso han sido
noticia las declaraciones del vicepresidente de Castilla y León, Juan
García-Gallardo (Vox). Hoy día llama la
atención que alguien con 31 años piense así, y cuesta creer que sea coherente
con su pensamiento. Es decir, dado que no tiene hijos pero sí novia, es difícil pensar que siga siendo virgen todavía esperando el momento de casarse y procrear como Dios manda
para no banalizar el sexo con perversiones prematrimoniales ni anticonceptivas. No
obstante, pudiera ser así, y es una opción legítima para él y para quienes piensen
como él. Lo que no es legítimo es querer imponerlo a los demás ni demonizar a quien
no piense igual.
Esta
moral sexual restrictiva choca frontalmente con la libertad sexual del heavy
metal. Juan García-Gallardo no tiene que irse muy lejos para encontrarse con
ella: en su misma región, y desde Segovia, el grupo Lujuria lleva ya 30 años
haciendo heavy metal y reivindicando el sexo y la libertad sexual. Su nombre,
desde luego, no es casual.
Lujuria es un grupo de HEAVY METAL así, con mayúsculas y de
forma explícita. Tanto en lo musical como en la letras, la estética y la
actitud. Todas sus letras pueden relacionarse directamente con el hedonismo
heavy del lema “Sexo, drogas y rock and roll” porque todas tratan alguno (o
varios a la vez) de esos elementos. Con excepción del álbum …Y la yesca arderá (2006), de
ambientación histórica y dedicado a las guerras comuneras de Castilla. Lo que
también es seña de identidad del heavy metal en un doble sentido. Por un lado,
el romanticismo que lleva a buscar la inspiración en la historia y también en
la mitología, las leyendas, el folclore, etc. Y por otro lado, el carácter
reivindicativo y de crítica social que puede ser directo o indirecto en la
letra de las canciones. Una crítica social y política a veces explícita en las
canciones de Lujuria y que otras veces puede leerse entre líneas (aunque no
haya que hacer mucho esfuerzo: basta con no quedarse en lo superficial y
literal de muchas de sus letras). Todo ello, también hay que decirlo, aderezado
de humor, ironía y mucha mala leche repartida entre mojigatos, clericanalla y salvapatrias.
La
total oposición respecto del sexo entre Vox, representado por Juan
García-Gallardo, y el heavy metal, representado por Lujuria, muestra los dos
extremos de una polémica y la incompatibilidad entre dos maneras diametralmente
opuestas de entender y relacionarse con la realidad. Una cerrada, excluyente y
censora, otra abierta, incluyente y libertaria. Lo que también explica otras
incompatibilidades en la actitud de la extrema derecha y el heavy metal hacia
otros asuntos como puedan ser la cuestión social, la homosexualidad, la
inmigración, etc. Vox recoge el testigo del PMRC, mientras que el heavy metal
sigue manteniendo ante Vox ahora la misma resistencia que antes contra el PMRC.
Y lo hace, en palabras de Lujuria: “Joda a quien joda”.
Lujuria: “Joda
a quien joda” (2003)
Sin
llegar a hacer del sexo su leitmotiv, como Lujuria, muchas otras bandas de rock
duro y heavy metal se refieren explícitamente a él. Terminamos el texto
señalando con breves notas unas pocas de esas canciones en el ámbito del rock
español.
La
primera es de 1980, cuando unos pioneros Coz animaban a ser “Más
sexy”:
Coz. “Más
sexy” (1980).
Más
sexy, muñequita ponte tacón.
Más
sexy, hazme un guiño para empezar.
Más
sexy, pruébate una talla menor.
Obús bien podría llamarse “lascivia” si
nos atenemos a algunas de sus canciones:
Obús: “Da
igual” (1984).
Hace
meses que llevo sin pillar
a
una tía que me pueda ligar (…)
Ya
no queda ningún remedio
que
me pueda apaciguar:
la
muñeca la tengo rota
y
cualquier tía da igual.
Obús: “Necesito
más” (1986)
Diez
minutos, mi tiempo es oro,
no
puedo darte más.
Date
prisa, no me des charlas,
solo
quiero tu amor.
Otra me espera,
que
quiere lo mismo que tú.
No
pierdas tiempo,
date
prisa, mucha prisa.
¡Necesito
más!
Barricada refiere al sexo en muchas de
sus canciones. Destacamos dos de uno de sus principales discos: “No hay tregua”
(1985):
Barricada: “Juegos
ocultos” (1985)
Esa
obsesión
por
llevarte a la cama.
Don
de mujer,
piernas
de alquitán:
queman
si las quieres coger.
Barricada: “Quiero
perderme” (1985)
Mi
cabeza está muy caliente,
me
imagino tu ropa interior (…)
No
hace falta que hablemos de nada:
esas
tetas me las quiero comer.
Deshacer
mi saliva en tu piel.
De
Lujuria
podría ponerse cualquier canción, por eso tan solo ponemos dos de sus primeros
discos:
Lujuria: “Todo
su cuerpo” (1995).
Venda
mis ojos, besa mi oreja.
Su
lengua no deja ningún rincón.
Sobre
su pecho ha puesto dos fresas:
nunca
he comido en un plato mejor.
Me
estoy calentando poco a poco
y
no puedo parar.
Tiemblo,
y todo su cuerpo es sexo.
Lujuria: “No
es malo darse placer” (1997).
Tu
padre, tu madre,
la
iglesia o el Estado
trabajan
tu voluntad.
¡Óyeme!,
¡escúchame!
Tienes
que llegar a pensar
Que si no haces daño
aquí no hay nada malo (…)
Que
nadie te engañe
No
es malo darse placer.
Beethoven R también
incluye la temática sexual como seña de identidad. Dejamos dos de sus temas más
conocidos:
Beethoven R:
“Yo me pierdo” (1999)
Si
te quitas la ropa: yo me pierdo.
Si
las llevas de encaje: yo me pierdo.
Si
te sueltas el pelo: yo me pierdo.
Beethoven R:
“El guardián de tu piel” (2001)
Tu
cuerpo tiembla sobre el mío sintiendo toda mi fuerza.
Y
esta cama que se queja otra vez, acabaremos en tierra (…)
Sigue
así, que siento que voy a explotar, ¡no quiero parar!
Sigue
así, no pares ya más.
Quiero
llenarte o atácame más.
La
censura contra el sexo no es exclusiva del conservadurismo. También desde
cierto progresismo la sexualidad ha estado mal vista. Ya Coz decía en 1980 en “Más
sexy”: “Sexy, aunque las progres digan que has de ser más fría”. Def Con Dos ha
desarrollado esa idea en lo que critica como “puritanismo progre”:
Def Con Dos.
“Stop puritanismo” (2019)
Hablar
de follar en vez de rezar.
Hablar
de follar y no reivindicar.
Izquierda
y derecha se han ido a encontrar
criminalizando
el sexo anal (…)
Una
pudorosa mojigatería
se
instala en la izquierda como rebeldía.
No
hay nada más falso ni que más estorbe
que
el nuevo puritanismo progre.
Andrés
Carmona Campo. Licenciado
en Filosofía y Antropología Social y Cultural. Profesor de Filosofía en un
Instituto de Enseñanza Secundaria. Coautor del libro Profesor
de Secundaria, y colaborador en la obra colectiva Elogio
del Cientificismo junto a Mario Bunge et al. Autor del libro Filosofia
y Heavy Metal (Ed. Laetoli, 2021).
Comentarios
Publicar un comentario